Mi nombre de nacimiento es Marta Garbayo, aunque tengo otro nombre, uno mágico, por el que me gusta presentarme: Jovina.
Antes de embarcarme en la aventura de crear este estudio, me había formado y especializado como médico de familia. Aquello me dio la oportunidad humana y profesional, de situarme delante de los enigmas más importantes que rodean al ser humano; la vida, la muerte, la enfermedad, la salud, las transformaciones y los retos que enfrentamos.
Pero, aunque el ejercicio médico ponía todo esto cada día ante mí de mil maneras diferentes, las respuestas no estaban en los libros de medicina ni en los estudios científicos…
Tuve que encontrar otro camino para investigar personalmente esas preguntas. Ese fue el camino artístico.
Recuerdo bien aquella exposición de Vasili Kandisnky. Estaba pasando un momento de la vida complicado, de esos en los que no consigues conectar con nada. Pero mientras paseaba entre las gigantescas “composiciones” y miraba las formas de colores, empezó a ocurrirme algo extraordinario: Aquellas formas estaban cobrando vida, dibujaban caminos, saltaban, ¡se movían! Cada una de ellas era una especie de pequeño personaje y, entre todas, contaban una historia.
Permanecí mirándolas. Entonces comencé a oír música en mi interior. Sonidos dispersos al principio, que se fueron reuniendo en verdaderas sinfonías bellísimas. Me quedé de pie, sin saber qué hacer con todo aquello. Nadie más parecía estar experimentando una cosa igual. ¡O lo disimulaban muy bien! En ese momento miré a mi derecha y vi un grupo de niños, sentados en corro frente a una de las composiciones. Hacían el pino, seguían las formas con sus deditos, saltaban, y…¡hacían sonidos! Los adultos no parecían prestarles mucha atención, pero yo comprendí perfectamente lo que decían. Yo también lo estaba viviendo.
Aquella música que escuchaba, por motivos que yo todavía desconocía, llenaba mi vida de sentido. Llenaba la vida de sentido. Al salir de la exposición compré un libro del pintor: “De lo espiritual en el arte”. Ese fue el principio.
Entonces conocí al actor y director Graham Dixon y descubrí por primera vez la técnica teatral de Michael Chéjov. Su forma de ver el movimiento, la composición y el trabajo del actor-artista eran una continuidad de lo que yo había experimentado en la exposición de Kandinsky. M. Chéjov ponía en palabras y ejercicios prácticos los caminos para encontrar el lenguaje que nos daba el significado interior de las cosas, el lenguaje del arte. Así, el trabajo de M. Chéjov me proporcionó un sendero de investigación claro y genuino para encontrar lo que él llamaba “el verdadero actor en nuestro interior”: Una parte de nosotros mismos que nos permite conectar con los principios imaginativos que obran en las artes.
Estas herramientas me fueron mostrando realidades que, sin la visión que el Arte proporciona, habrían permanecido escondidas para mí. Gracias a ellas aprendí a mirar desde un espacio de libertad creativa, gracias a ellas empecé a comprender las historias de las personas como grandes mapas, como grandes imágenes que guardaban una historia detrás de la historia.
Durante años compaginé mi formación artística, filosófica y espiritual con la formación y ejercicio médicos. ¡Este es un espacio muy breve para contar todas las escuelas y personas que me han acompañado en ese camino! Lenard Petit, Gianluca Reggiani, Roi Gal-Or, Eliza Bernal, Jaime Padró, Carmen Valderas, Jose Ramón Blanco… no han sido sólo maestros en mi camino, sino personas que me han trasmitido el arte como un camino de conocimiento del misterio que la vida pone ante nosotros.
Un día sucedió que tuve un sueño. Era una nubecilla muy bonita. Un cumulillo de verano que fue creciendo y creciendo y creciendo…hasta convertirse en una tormenta que descargó sus rayos y su granizo sobre mí, dejándome empapada y magullada….al borde de un nuevo paisaje soleado.
Comprendí el mensaje; había que alumbrar el sueño. Colgué la bata, dejé olvidado el maletín, y entré en ese nuevo paisaje que la tormenta había abierto ante mis ojos. Empecé a contar cuentos e historias, a acompañar a personas en su camino creativo…y comenzó a tomar forma el estudio Tu Actor Interior; una iniciativa basada en la aproximación artística de Michael Chéjov para que las personas puedan desarrollar y profundizar su dimensión artística, para cultivar la creatividad y el arte como una forma de vida.
Déjame decirte que me alegro mucho mucho de que hayas llegado por aquí y que me gustaría que te sintieses como en casa. ¡Bienvenid@!
Y ahora dime… ¿Qué sueño quiere nacer en ti?
Un espacio de investigación teatral para artistas escénicos que buscan incorporar un entrenamiento diario de la imaginación y la libertad creativa.
Para descubrir el ancestral arte de contar historias. Para descubrir nuestra voz única. Para transitar un camino de transformación, sanación y encuentro humano.
Reunirnos a compartir historias como una forma de caminar juntos.