Lo que hablamos y trabajamos en el taller me ha tocado el alma. Ha sido un regalo por el que estoy muy agradecida. Al volver a casa después del taller mis movimientos eran lentos y armoniosos. Espero que algo fecunde y florezca. Gracias, gracias, gracias, gracias.
Ha sido una experiencia maravillosa. Ya noto como voy interiorizando lo que he aprendido: a parar, a respirar, a vivir las transiciones de una cosa a otra, a llenar de sentimiento y significado lo que estoy diciendo, a dejar mi personalidad para entrar en el interior de las cosas. Esto me ha enseñado también a abrir los ojos, a situarme en mi centro y enfrentar la vida: estoy en el mundo y estoy dentro de mi a la vez. Antes yo cerraba los ojos y me iba a mi mundo, pero no me enfrentaba al mundo real. Estoy super agradecida.
Todo ha sido significativo; la presencia, la interioridad. Yo ya sabía que tengo un don creativo en mi interior, ahora sé cómo el teatro me puede ayudar a entrar en mí, hacer algo que me gusta, me motiva y me llena, a estoy en el camino para encontrar mi creatividad, escucharme, comprenderme. Sabía que tenía que ir a este curso contigo. Me has enseñado a hablar con el corazón. Mil gracias.
El trabajo con Jovina me abrió las puertas a un mundo nuevo, a ideas y conceptos que nunca había ni imaginado pero que nos transmitía de manera que todos podíamos llegar a sentirlos, percibirlos o al menos intuirlos. Con dulzura pero sin perder de vista en ningún momento la perspectiva, nos iba guiando y dando a cada uno de nosotros lo que veía que necesitábamos para avanzar en nuestro camino.
A veces yo llegaba a la clase agotada, con demonios internos, con el alma patas arriba debido al ajetreo de la vida “cotidiana”… una vez allí, una vez atravesábamos el círculo artístico, una vez empezábamos a hablar y compartir… todo desaparecía. Se transformaba.
Una de las cosas que más valoraba de las clases era el “espacio seguro” o “espacio de libertad” que, de manera natural, habíamos creado entre todos. Uno podía abrirse y expresarse en todo momento sin temor a ser juzgado o etiquetado porque sabías que lo que dijeras siempre sería aceptado y acogido.
Recomendaría sus cursos a cualquier persona interesada no solo en el mundo del teatro, sino sencillamente en el autoconocimiento o en abrir los ojos a experiencias nuevas. Es una oportunidad única para descubrir cosas que en la vida cotidiana no suelen tener espacio para existir.